Ha llegado ese momento del año una vez más, en el cual los adornos nos indican que habrá paz y armonía. Se respira un aire diferente, porque de eso se trata. La idea de fin de año es crear el ambiente para concientizar, para interiorizar, para recapacitar. Y todo eso está bien. No tengo ningún problema con eso.
Con lo que sí tengo problema es que utilicemos adornos que no aplican a nuestra realidad. Que imitemos solo por imitar. Que perdamos nuestra originalidad, y que adoptemos formatos foráneos que están lejos de representarnos.
La navidad, valida o no, es una fiesta celebrada a nivel mundial. Hasta podemos decir que “hay que celebrarla”. Pero por favor ¿qué tienen que ver los copos de nieve y los hombres de nieve con narices de zanahoria en nuestros adornos? ¿Santa Claus? ¡Por favor!
El hacer uso de esos ornamentos me hace perderle el sabor a la verdadera razón de la navidad. Y lo peor es que muchas Iglesias están adornadas de esa manera. Si ni granizo cae en nuestras tierras cuzcatlecas, menos nieve! Nieve en El Salvador es una marca de manteca.
En esta era navidad = nieve, y ¿que hacemos a la hora de explicarle a nuestros hijos cuando pregunten que es nieve?
Así que si estas pensando en decorar para estas fiestas de fin de año, se un poco más realista y decora al estilo Salvadoreño. Tú sabes, pupusas, yuca frita, atol chuco, tamales de gallina, etc. ¡Esos son adornos originales! No Santa Claus ni sus venados. No “snowman” con su nariz de zanahoria. Aquí la zanahoria se usa para el curtido de las pupusas.
DJ Berges
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